La cuesta de enero / Analogías
Aguascalientes, Enero 11 (2022).- Muy estimado lector: En esta ocasión quisiera hablar sobre un tema de interés general, algo que no deja de lado a nadie, es una temática que se repite año con año, y este 2021 no podía ser la excepción. Me refiero a la tradicional cuesta del primer mes, mejor conocida como la cuesta de enero.
Cuando hablamos de cuesta nos referimos a un doble efecto: costo y también a lo prolongado en el alza que resulta para poder pasar avantes el primero de los doce meses del año. Así, 31 días del nuevo año reciben a todos con muchas obligaciones económicas, suele ser uno de los más pesados y en alza de todos.
Atrás quedaron las festividades decembrinas, las posadas, la navidad, el año nuevo, y por último, la adoración de los reyes magos. Qué pronto se fue el aguinaldo, qué poco rindió el dinero para hacer frente a los días inhábiles. No queda más que conformarse con el conocido adagio popular: “Lo bailado quién lo quita”.
Bueno, pues es momento de hacer frente a las obligaciones de este 2022. Comenzando con el pago del impuesto predial, que promete ser menos oneroso al pagarse cuanto antes, eso sí, con su respectivo incremento muy superior a la inflación. Seguimos con más acreedores a la vista, por ejemplo, las tiendas departamentales, esas que durante el “buen fin” nos sedujeron con el slogan: “comience a pagar el próximo año”. Ah, pero parecía una ganga atractiva, ¿cómo dejar ir esas atractivas mieles que se nos ponen delante?
Durante el famoso fin de semana más barato del año, fui testigo de avalanchas de ansiosos consumidores, quienes en estampida irradiaban una compulsivo comportamiento por las compras, por el consumo masivo. Era un deleite para quiénes nos dedicamos a observar el comportamiento humano. Bolsas por doquier, tarjetas una y otra vez ingresando en las terminales punto de venta. Por mera curiosidad interrogué a una vendedora de una gran superficie, una tienda departamental del centro comercial más grande y transitado de la ciudad. En una breve entrevista de sus ventas del buen fin, le hice dos preguntas:
1.- ¿Cómo realizan su pago la mayoría de las personas a las que les cobró?
2.- ¿Qué es más atractivo: los meses sin intereses o el recuento directo?
A la primera de las preguntas fue unánime, la mayoría, más de 7 de cada 10 pagaron con tarjeta de crédito. Solo 3 de cada 10 ventas hechas fueron liquidadas en efectivo o tarjeta de débito.
Pasando al segundo de los cuestionamientos, la vendedora aseguró ser consciente de que es más usual el que los clientes se inclinen por aplazar sus pagos, por ende, hacerlo en parcialidades. Así es más fácil llevarse lo que quieran, asintió. Es más caro, pero no desembolsan nada en el momento, difieren sus parcialidades para el siguiente año.
Sería interesante conocer también el índice de morosidad e impago, así como también las multas y recargos de las carteras de las tiendas puesto que una cosa es deslizar el plástico y otra muy diferente es el pagar religiosamente la deuda adquirida.
Sea cual fuere el dato que esto arrojaría, es claro que el buen fin sirve para fomentar el consumo hasta cierto punto irresponsable. Ya que no siempre se tiene el presupuesto futuro que hará frente a los actos impulsivos de compra. Es claro que se antepone la gratificación inmediata como fórmula de recompensa en los clientes, de tal suerte que no piensan en el mañana, en la fecha del pago, sino en el hoy, en que en ese momento se llevan a casa el celular, la televisión. etc.
Justamente es en este mes en el que mayores ofertas están vigentes puesto que el comercio baja considerablemente ya que la gente está gastada, no tiene espacio para contraer más deuda, mucho menos para pagar en efectivo o al contado. Es justamente en este escenario en que el consumidor informado actúa, aprovechando así lo que otros no pueden hacer. En estas instancias es muy atractivo comprar.
Pero el marketing hará de las suyas una vez más. En febrero está una nueva ocasión para comprar, el día 14 para ser exactos es que celebramos el día de los enamorados, fecha en que regalamos flores, chocolates, perfumes, salimos a comer o cenar con nuestra pareja. Para entonces ya estamos en el segundo mes de pagos del 2021, pero siempre dejamos un espacio para “incidencias” para esas cosas que consideramos importantes.
Un consumidor responsable es aquel que ahorra, invierte y se informa. El que presupuesta todos y cada uno de sus movimientos económicos. El que lleva una previsión exhaustiva del pasado, presente y futuro financiero. El que aplaza la gratificación el tiempo que así lo demande su circunstancia. Recordemos que las finanzas personales se resumen en lo siguiente: “No importa cuánto ganes, lo que es realmente significativo y hace la diferencia es lo que te queda después de gastar”.
La Opinión de: César Omar Ramírez de León. Empresario, Consultor en Finanzas Personales e Inversionista en el Mercado de Capitales.